Fenómeno óptico por el que una imagen recien percibida parece seguirse viendo, como si fuera una imagen fantasmal, aunque el estímulo que la produjo ya no llegue a los ojos.
Las más de las veces, la persistencia de la percepción se debe a que el estímulo que las causó era muy intenso y saturó los sensores del sistema visual, que permanecen estimulados más allá de lo usual.