Aquella parte del espectro electromágnetico, hablando en cuanto a longitudes de onda, a la que es sensible el ojo humano medio. Las emisiones electromágnéticas con una longitud de onda más reducida (del ultravioleta hacia abajo) o más amplia (del infrarrojo hacia arriba) no se consideran "luz". Esa zona se situa aproximadamente entre los 400 y 700 nanómetros de longitud de onda.
De este modo, la luz, como el color, se define desde un punto de vista antropocéntrico por el efecto que produce en los seres humanos, aunque sea un fenómeno perfectamente medible y cuantificable (a diferencia del color).
En la naturaleza, las emisiones electromágnéticas a las que llamamos "luz" no se componen necesariamente de emisiones de una sóla longitud de onda, sino que se suelen componer de muchas emisiones de distintas longitudes a la vez.