En diseño gráfico y multimedia, procedimiento de formateado del contenido mediante etiquetas o marcas cuyas características se describen en una zona aparte. El contenido y su aspecto se tratan por separado.
Así, por ejemplo, se puede etiquetar un texto como "texto base", con algunas palabras etiquetadas como "destacado" y luego asignar unas características tipográficas a ambas etiquetas (cuerpo, fuente, color, etc...). Esto evita tener que ir cambiando cada palabra o frase según la queramos con un aspecto u otro.
El uso de hojas de estilo facilita el formateo de elementos (es mucho más sencillo poner una etiqueta y luego asignarle propiedades que formatear mil y un elementos). Ayuda a la coherencia formal (es más difícil que haya pequeñas diferencias si cada clase de elementos se ha definido en un sólo sitio). Ayuda a la jerarquización formal (al crearlas se deben tomar unas decisiones generales que el formateo punto por punto no facilita) y da mucha mayor flexibilidad al cambio de aspecto (basta con cambiar un formato en la hoja de estilo en un único sitio).
En los casos más avanzados, las hojas de estilo se pueden incrustar unas dentro de otra (es decir, van en cascada o empotradas). La aplicación depende de si el elemento formateado pertenece ya a una clase definida como nivel superior (este es el caso de las hojas de estilo CSS).
Además, en algunos casos, las hojas de estilo pueden estar definidas como archivos aparte, a los que se llama o referencia desde los documentos que se quiere formatear. Eso simplifica el formateado masivo (de miles y miles de documentos si llega el caso).
Se usan mucho en programas en los que hay muchos elementos del mismo tipo y sistema de jerarquización. El ejemplo son los programas de maquetación en diseño gráfico y las hojas de estilo en cascada de las especificaciones CSS para lenguaje de hipertexto (como html o xhtml).