En pintura y teoría del color clásica, basada en pigmentos, un color que se obtiene al mezclar a partes iguales un color primario (rojo, amarillo y azul) con un secundario (naranja, violeta y verde).
Los colores terciarios resultantes recuerdan a los colores análogos de la síntesis aditiva, hecha con luces de una sola longitud de onda (muy puros y brillantes), pero al estar hecho con pigmentos son más oscuros y apagados.
Como todo lo que ocurre en pintura, su tonalidad exacta depende mucho de los pigmentos empleados, más incluso que en el caso de los colores primarios o secundarios, ya la desviación de una respuesta esperada aumenta con cada mezcla básica de pigmentos necesaria, además de que se suelen fabricar con pigmentos concretos y no con mezclas de primarios.