Al hablar de transmisión de la información, los pseudodatos que acompañan a la información; es decir: Aquellas piezas del flujo informativo que no contienen información pero que se parecen a ésta por tener el mismo aspecto o formato. En la mayoría de los sistemas de transmisión de la información, el ruido es inherente al sistema, por lo que su presencia, por mínima que sea, suele ser inevitable.
En las imagenes digitales en dos dimensiones, el ruido suele deberse a la imperfección de los sensores electrónicos de captura de imágenes y se muestra en forma de granos distribuidos al azar. Como la imperfección de un sistema tiende a mostrarse cuanto más exigente es una situación, el ruido digital se hace más evidente en las imágenes con baja iluminación, donde si el sensor es muy deficiente, su ruido de fábrica puede superar a los datos significativos. En las imágenes digitales, cada nivel de píxeles (canales R, G y B) suele tener niveles de ruido distintos.
Esta circunstancia, unida a su apariencia granulada, hace creer a algunas personas que el ruido digital y el grano de la fotografía analógica sean parecidos e incluso idénticos, cuando son fenómenos distintos. En el tratamiento digital de imágenes, al ser el grano analógico un defecto aceptable, —es decir: Se daba por descontado— a veces se utiliza ruido artificialmente añadido para ocultar otros defectos más molestos, como los causados por el exceso de compresión JPEG.
Los sistemas electrónicos actuales disponen muchas veces de métodos de eliminación de ruido razonablemente satisfactorios que no suponen la eliminación de una cantidad significativa de datos.