Autoadhesivo
Material plano, usualmente impreso, en uno de cuyos lados se ha aplicado una fina capa de pegamento para que se pueda pegar a alguna superficie.
La capa de pegamento está protegida por alguna película de barniz o laminado que la protege a la espera de su aplicación. La película se despega fácilmente justo antes de pegar el impreso a la superficie final. El pegado se realiza por simple contacto y presión (que no suele ser mucha).
Los autoadhesivos, de los que existen dos clases, se usan especialmente para etiquetas o materiales publicitarios:
Para superficies: El pegamento va en el lado opuesto al impreso. La pegatina se adhiere encima de la superficie.
Para ventanas o cristales: El pegamento va en el mismo lado que el diseño. La pegatina se adhiere por detrás de un cristal o ventana, que lo protege y deja ver el diseño.
En ambos casos, existen las siguientes partes: Un papel o base con el diseño impreso mediante alguna tinta, una capa de pegamento, una capa de soporte (en inglés liner) y un laminado o barniz protector.
La idea es que las capas del laminado y el diseño (el papel con las tintas) forman la pegatina mientras que el soporte es una simple capa temporal que protege a la pegatina hasta que se va a pegar, entonces se retira y deja al descubierto la capa con el pegamento, que se pone en contacto con la superficie sobre la que va.
La pegatina puede ir troquelada a medio corte o a troquel completo para separarla del soporte.
Los materiales como los sellos tradicionales o las calcomanías, que necesitan humedad para pegarse, no se consideran autoadhesivos.