En teoría del color, un color es complementario de otro cuando la suma de luces (sintesis aditiva) de ambos a partes iguales da como resultado una sensación de color neutra (algún tono de gris o blanco). Para usar esta idea de color complementario, que presupone unos colorantes espectrales perfectos, debemos referirnos siempre a una pareja de colores.
Si se consideran los tonos espectrales como un circulo completo, la llamada "rueda de color", los colores complemetrarios se encuentran siempre a 180º el uno del otro.
Por definición, los tres primarios aditivos tradicionales (rojo, verde y azul) tienen como complementarios los primarios sustractivos tradicionales (cian, magenta y amarillo).
En pintura, dos colores son complementarios cuando se anulan entre si y producen algún tono de gris o directamente negro.
El uso combinado de dos colores complementarios produce una sensación de contraste que puede producir incluso un efecto de vibración.