Fenómeno por que hace falta más de un tipo de receptor en el ojo humano para que haya una sensación de color. Expuesto en sentido contrario, principio por el que no es posible visión en color con un sólo tipo de receptores visuales.
Esto se debe a que cada tipo de célula fotosensible del ojo responde óptimamente a una combinación de intensidad luminosa y longitud de onda. Eso quiere decir que si se varía la longitud de onda en una proporción determinada y se aumenta la luminosidad de forma adecuada, el estímulo percibido es el mismo para es tipo de receptores; por ejemplo: Una luz roja apagada se puede percibir igual que una amarilla brillante. Dicho de otro modo: Un sólo tipo de receptores no puede distinguir si se ha producido un cambio de longitud de onda o de intensidad.
Esto hace que sea imposible una discriminación de estimulos basada en las longitudes de onda con un sólo receptor; o sea, que no es posible discriminar colores. La discriminación de longitudes de onda sólo ocurre cuando el sistema visual establece una comparación y combinación de estímulos procedentes de al menos dos tipos de células fotosensibles.
Por eso los dicrómatas pueden ver en color, aunque sea de forma diferente a los tricrómatas, pero los monócrómatas no existen. Por extensión, esto explica que la visión nocturna (escotópica) sea monocroma.