Fotolito
En la época química y electroquímica de la preimpresión (entre mediados y finales del siglo XX), para grabar las planchas de una imprenta era necesario crear antes unas copias intermedias en película fotográfica de alto contraste (llamada 'litográfica'). Cada fotolito correspondía a una plancha de color y allí donde hubiera variaciones de intensidad, la película llevaba una trama que reflejaba en sus variacionas los cambios de intensidad de tono.
Cada una de esas películas era un fotolito. Los distintos fotolitos se imponían en grandes planchas llamadas astralones. Cada uno de esos astralones impuestos se usaba a su vez como gran imagen para grabar (por exposición a la luz, se insolaban) las distintas planchas de la imprenta.
Pero, antes de crear las planchas, se sacaban unas pruebas por contacto de los astralones (los llamados ferros), que se plegaban y cortaban para asegurarse que la sucesión de páginas (es decir, la imposición), era correcta.
Aunque la grabación directa de planchas desde el ordenador (CTP) y las pruebas digitales están arrinconando a los fotolitos, aun existen imprentas y fotomecánicas que siguen empleándolos.