Este es un pequeño glosario de artes gráficas y materias relacionadas con ellas (óptica, periodismo, tipografía, etc…). Además de un listado alfabético y de un formulario de búsqueda, se incluye un índice temático por áreas grupos de interés (PDF, Óptica, Tipografía, Preimpresión, etc…). En la medida de lo posible, se indica el equivalente en inglés, francés, italiano, alemán, catalán y portugués del término descrito.
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Inglés:DeviceGray • Francés:Gris dépendant de l'appareil • Italiano:Grigio dipendente dal dispositivo • Portugués:Cinza dependente do dispositivo • Catalán:Gris dependent del dispositiu
Forma de definir el color como cantidades variables de luz acromática (es decir: Neutra) que va de un mínimo "0" (ausencia total de luz) a "1" (máximo posible de luz), con el valor medio en "0,5". Es una descripción lineal de valores, que no implica modificadores gamma aplicados (que se pueden aplicar posteriormente en un perfil de color de escala de grises).
Un tono de gris del dispositivo en Enfocus PitStop.
Es una definición originaria del lenguaje PostScript (como DeviceGray).
Sus valores, al trasladarse a pigmentos (tintas), pasan como porcentajes desde "0%" (blanco o ausencia de pigmento) a "100%" (Negro o máximo posible de pigmento).
Como todos los colores del dispositivo, no tiene en cuenta los valores cromáticos que pueda tener la luz o pigmentos que lo reproduzcan, sólo indica cantidades de una luz que debería ser neutra (pero cuyos valores de color no se indican).
Material que se usa como soporte en imprenta y escritura muy similar al papel pero de mayor gramaje y espesor, sin llegar a la rigidez del cartón. De forma aproximada, se suele considerar cartulina a los materiales de gramaje entre 150 gm/m2 y 450 gm/m2, aunque según las normas ISO, la diferenciación comienza a partir de los 224 g/m2.
En español bajo este término se entienden dos conceptos históricamente muy distintos:
Concepto según el cual un usuario puede realizar por si mismo en su ordenador personal todas las tareas del proceso creativo impreso, desde la escritura del original a su encuadernación, pasando por la composición, maquetación, impresión y encuadernación. Aunque obviamente se refiere a documentos de distribución reducida, la autoedición fue un gran salto cualitativo ya que permitió prescindir de una serie de empresas y profesionales que hasta entonces eran imprescindibles si se quería obtener un resultado similar.
Un ordenador Apple Macintosh y una impresora Laserwriter.
El concepto de autoedición nació hacia 1985 con la aparición del programa PageMaker de la empresa Aldus acompañado del lenguaje de descripción de página PostScript, de Adobe, y de los ordenadores personales Macintosh de la empresa Apple que, con sus impresoras láser Apple Laserwriter, formaban un conjunto de maquinaria y programación capaces de llevar a cabo la tarea.
La progresiva propagación de equipos y programas más avanzados y potentes cambiaron poco a poco el modelo productivo de artes gráficas en pocos años. Los ordenadores y programas de autoedición sustituyeron en las empresas de artes gráficas a soluciones profesionales anteriores menos flexibles y, sobre todo, con menor relación inversión/productividad. Esa sustitución no bastó para salvar el sector de preimpresión dedicado a esas tareas, que en buena parte desapareció al volverse innecesario o quedar relegado a trabajos de calidad de alto valor añadido, que no bastaron para sostenerlas económicamente.
El éxito de la autoedición dentro de los ámbitos profesionales del diseño y las artes gráficas terminó con el uso del término autoedición del mismo modo que nadie habla de automóviles con motor de combustión interna: Todos son de combustión interna y todos los programas son de autoedición.
La idea de autopublicación, de que un autor puede prescindir de una empresa editorial y realizar el proceso de publicación de su obra escrita por si mismo —incluyendo el proceso de autoedición descrito más arriba—.
Este concepto es muy antiguo: Los autores que no encontraban una editorial seria que frontase el riesgo de editarlos, por el motivo que fuese, realizaban la tarea por si mismos: Contactaban con una imprenta, supervisaban la composición y corrección de los textos y pagaban directamente el coste de todas las tareas.
La moderna autopublicación va un paso más allá gracias a los avances tecnológicos y a los cambios sociales aparejados. Los antiguos canales de publicación se sustituyen por redes sociales electrónicas y tiendas virtuales. Las obras se pueden imprimir a demanda o distribuirse sólo en forma de libros digitales. La cadena de distribución se reduce y los materiales involucrados son menos y más baratos. Los costes e ingresos de venta por unidad se reducen. Esta reducción vuelve a representar la necesaria desaparición de profesiones y empresas involucradas hasta entonces.