Anunciante
Persona o empresa que encarga y paga un anuncio.
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Persona o empresa que encarga y paga un anuncio.
Mensaje con el que se hace publicidad de algo. Puede utilizar cualquier organo de los sentidos para alcanzar a su destinatario, aunque lo más usual es que sea auditivo o visual (escrito o animado). Los anuncios los encarga un anunciante, que paga por la inserción de su publicidad al medio donde se muestran. Para ello, los medios de comunicación suelen tener una tarifas estandarizadas de precios.
Anuncio corto de servicios o productos que se publica junto a otros en una sección especial de los periódicos agrupándolos por apartados temáticos: Venta, alquiler, etc.
En la época clásica de la prensa impresa eran una fuente de ingresos interesante para los medios. Se solía llamar también "anuncio breve" o "anuncio por palabras".
La transmisión de información directamente de persona a persona de forma oral.
Cuando la persona que informa es de confianza y se respeta, la información o consejo recibidos suelen tener más credibilidad que otros medios, aunque hay muchos factores que entran en juego; por ejemplo: La credibilidad de la recomendación boca a boca de un producto de limpieza es mayor que la de una opinión política o religiosa emitida por la misma persona.
Reparto de publicidad impresa por los buzones o portales de las casas.
Trozo de un material liso —papel, madera, plástico o similares— que se coloca en una pared, valla, puerta o cualquier otra superficie a la vista para que quien lo vea se informe claramente de lo que en él se dice. Para cumplir su finalidad, aunque no es imprescindible, los carteles suelen ser llamativos, simples y fáciles de ver.
Hay casi tantos tipos de carteles como de personas y por eso es casi imposible caracterizarlos: Carteles únicos hechos a mano advirtiendo de un peligro, publicidades impresas con tiradas de cientos de ejemplares, cinemátográficos o políticos que son verdaderas obras de arte del diseño gráfico. Sólo por destacar algunas clases: Los carteles publicitarios de Tolouse-Lautrec, Los carteles de propaganda bélica de la I y la II guerras mundiales, los carteles de cine, circo y teatro hechos en Polonia hacia finales del siglo XX, los carteles de propaganda política de la España republicana, los chinos de la segunda mitad del siglo XX... La lista es casi infinita.
También se usa el anglicismo "póster".
En artes gráficas y publicidad, un documento con la lista y la descripción más o menos elaborada de un conjunto de productos. Dado su tamaño, cuando se trata de un catálogo impreso es usual que tenga la forma de pequeño libro o, al menos, de folleto. Es costumbre incluir una imagen, el número de referencia, las características técnicas esenciales, el precio y la disponibilidad. En la mayoría de los casos, su distribución es gratuita.
Su finalidad última es promover la venta de los bienes incluidos, por lo que no son raros los catálogos en los que se recurre a la estridencia y al mal gusto casi intencionado para llamar la atención del cliente sobre el bajo costo de las mercancias. Sin embargo, la descripción de sus características debe ser razonablemente verosímil y fidedigna, ya que un catálogo oficial tiene fuerza contractual ante los posibles clientes y, de no cumplirse lo afirmado, es publicidad fraudulenta.
Cuando se trata de un catálogo impreso es usual que tenga la forma de pequeño libro o, al menos, de folleto. Es costumbre incluir imágenes, el número de referencia, las características técnicas esenciales, el precio y la disponibilidad en distintas tallas y colores.
En artes gráficas, la persona o personas que encargan un trabajo y pagan por él. Pese a que sin el cliente las artes gráficas no existirían (nadie encargaría nada), el cliente es una de las figuras más aborrecidas por impresores, diseñadores y preimpresores.
Un color específico que identifica a una empresa, un producto comercial, un partido político, cualquier tipo de marca. Así, un banco puede tener un color determinado que usa para identificar su correspondencia, sus oficinas, sus anuncios, etc.
Las compañías suelen especificar sus colores corporativos en libros de estilo usando distintos medios. La fórmula más precisa es el uso de valores Lab o mediante tintas comerciales estandarizadas, como las de Pantone, por ejemplo.
También se suelen definir valores alternativos con referencias muy imprecisas (CMYK sin perfil de color, por ejemplo). Esta es una práctica que no respeta en absoluto las sensaciones de color, pero que se considera válida siempre que se sigan las indicaciones del cliente.
Anglicismo para referirse a la redacción de textos publicitarios y a los que los hacen.